lunes, 5 de marzo de 2012

CATARATAS DE IGUAZÚ. ARGENTINA (3)

Cataratas de Iguazú: lado argentino

Cartel informativo en el centro de recepción argentino
El nombre de las Cataratas de Iguazú tiene origen guaraní y se deriva de "y" que significa agua y "guasú" quiere decir "gran cantidad"  por lo que el Iguazú, guaraní, se traduciría a español como "agua grande". Esta región estaba habitada por la etnia "mbyá-guaraní", gente muy social y amable que fue utilizada abusivamente por los conquistadores hasta 1606 que llegaron los Jesuitas y los fueron reuniendo poco a poco hasta crear unos treinta pueblos situados en toda la región ocupada hoy por el sur de Paraguay, el Norte de Argentina y parte de Brasil y Bolivia.
Los Jesuitas les enseñaron la agricultura, la ganadería, la música, la orfebrería, la imagenería, la construcción y todo tipo de oficios. A cambio le quitaron sus dotes de supervivencia y caza, sus dioses y costumbres ancestrales y cuando los curas desaparecieron, en 1786 por causas ajenas a Jesuitas y guaraníes, quedaron totalmente desamparados y así siguen en su mayor  parte diseminados por pueblos, capitales y laderas de carreteras y caminos, hacinados en carpas de palos y hojas o tapadas con lonas ajadas y raidas.

Vista general con la pasarela hasta la Garganta del Diablo. Foto Susana Hermano


En 1542 Alvar Núñez Cabeza de Vaca estaba llevando desde el Océano Atlántico hasta Paraguay una "tropilla" de caballos y vacunos para introducirlos por vez primera en aquel País. Nadie que no conozca la región puede imaginarse lo enormemente difícil que es atravesar esa región de densos bosques y grandes ríos, sin caminos ni puentes. Pero si quiere tener una idea aproximada puede realizar la "ruta de exploración de la jungla" que se ofrece en el Parque Natural de Iguazú y aunque vaya en camión y por caminos ya abiertos podrá apreciar mirando a los lados las dificultades que tendría para pasar por alli y llevando un rebaño. Y cual no sería la sorpresa de Cabeza de Vaca cuando llegó al río Iguazú justo en el punto donde se encuentran las Cataratas. Una de ellas lleva su nombre y al pasear por el circuito superior vemos una placa conmemorativa que nos recuerda la tremenda azaña y allí se pregunta uno por dónde puñetas atravesó la zona de los saltos. No puedo  imaginarme la decepción que se llevaría, unos kilómetros más adelante,  al llegar al Río Paraná. Ese inmenso rio que en sus momentos de máximo caudal puede llegar a  los 49.000 m3 por segundo, ni tampoco saber cómo se las arregló para pasar su rebaño.

Garganta del Diablo.

En la preciosa foto aérea de Susana se puede apreciar la famosa Garganta del Diablo en toda su amplitud y se aprecian la mayor parte de los saltos importantes del lado argentino.
Se llega utilizando el Tren de las Cataratas, que enlaza la pasarela con el Centro de Recepción y la estación que recoje al personal del hotel o que pasea por las cercanías, descendiendo en la Estación Garganta del Diablo. A partir de allí se realiza una caminata por la nueva pasarela, que serpenteando entre las islas, recorre 1100 metros hasta los amplios balcones ubicados junto al borde y frente de la Garganta del Diablo. 

Pasillo hasta la Garganta
Aquí estoy en la nueva pasarela, ya que a la izquierda de la foto (no se ve) está el pasillo anterior del que no han quedado más que los enclaves sobre los que estaba situado y que lo sujetaban al suelo. En este paseo no vino Mari pues fue por la tarde y estaba cansada. Esta era el paseo que tenía programado hacer de noche, a la luz de la luna y ver las cataratas de forma fantasmagórica (dicen), pero las nubes lo impidieron. La foto me la hizo una chica japonesa con la que intercambié cámaras. Sólo cámaras, por si hay algún mal pensado.
La imagen es del 2005 donde yo habia procurado combinar uno de mis viajes de trabajo a Paraguay para que me quedasen un par de días libres y poder ver la Garganta en luna llena. Pasamos allí dos noches pero tuve la mala suerte de que las dos estuvieron nubladas por lo que esa tarea la tengo pendiente.

Pasillo hasta la Garganta. Mari-Carmen
En este paseo sí venía Mari y sólo estuvimos una noche y un par de días aprovechando otro viaje a Paraguay cuyo vía la organicé por Bs. As. y en lugar de volar directos hicimos escala en Puerto Madero y vimos la parte argentina que entonces todavía no conocíamos. Como dato curioso recuerdo que nuestra primera visita a ese lado fue en viaje organizado por una agencia argentina y nos costó 240 dólares cada uno, incluido vuelo Bs.As.-Puerto Madero, estancia en el Sheraton y vuelo desde Ciudad del Este a Asunción. Con ese precio no pagas hoy la noche de hotel.

Impresionante entrada a la Garganta.
Esta es una embocadura que no debería nadie de tomar nunca con ningún tipo de barco. La velocidad del agua es tremenda y la caída es de 80 metros. Mejor disfrutarla con la vista que intentar aumentar la adrenalina con la experiencia.

 Entrada Garganta. Al fondo restaurante de las avispas.
Esta foto me encanta, no porque yo me vea guapo (de eso nada) sino por la cantidad de agua que muestra el trozo de catarata a mis espaldas. La suelo utilizar como imagen en algún medio social porque el trauma de la escasez de agua siempre me acompañará en el recorrido vital de mi existencia.

Fotografiados desde arriba de una escalera en la plataforma.
En esta podemos apreciar a primera vista que el volumen de agua es muy inferior a la anterior. Esta es del 2004. En cambio tuvimos la suerte de que había alli unos fotógrafos profesionales que te hacían la foto, te la imprimían en papel normal y te la cobraban sobre la marcha. Nos hicimos la foto -que por cierto no se por dónde está, pues es malísima- y a cambio le pedimos que nos fotografiara con nuestra cámara y salió esta preciosa foto con un panorama muy amplio de la boca de la Garganta.

Susana y Olga en el 2004. Al fondo, la Garganta
Susana y Olga también gozaron de un precioso viaje a Argentina-Iguazú-Itaipú-Asunción.
Es un viaje que las dos primas no olvidarán mientras vivan pues sus condiciones de libertad y juventud (solteras) les permitía ser dueñas de su tiempo y ubicación.
Les había programado un viaje contando que en Bs.As.  las recibió la familia Cavanagh-Campos, nuestros amigos argentinos y en Asunción la familia Ferreiro, lo que les permitió vivir la auténtica realidad de estos países y no sólo la parte turística-comercial, al margen de que gozaron de una protección mayor que si nosotros hubiéramos estado con ellas.

Mari en la habitación del hotel orientada a las cataratas.

Esto era en 2004, no quedamos en el Sheraton del Parque Nacional, que aunque es un cinco estrellas el ambiente era de un hotelito familiar, lleno de familias con niños. Claro que entonces costaría 60 ó 70 euros la habitación. Pero el lugar es precioso, la vista que tiene la parte orientada a las cataratas es impresionante, aunque nunca tuve la suerte de verlas rebosando con más de 10.000 m3 por segundo.

Vista desde la habitación del hotel.

La foto nos muestra la vista de las cataratas desde la ventana.  Justo debajo tiene una piscina que nunca usamos pues nuestros viajes suelen ser en el invierno austral cuando el clima es más benigno y además el tiempo que tenía me gustaba utilizarlo disfrutando de todos los recorridos que tiene este lado argentino y que iremos desgranando a lo largo del capítulo.

¿Higueras? Los frutos son igual que nuestros higos pero crecen en los troncos
También bajo la ventana tiene un par de higueras muy extrañas y me imagino que los frutos no son comestibles, pero lo más raro es que los higos le nacen en las ramas y también directamente desde el tronco.

Este torreón lo llamo "el faro" aunque no tiene ni luz ni mar cerca

Aunque la foto no tiene nada de artística, ni tampoco valor testimonial, la subo porque este lugar es el centro de distribución de los caminos que salen a los circuitos superior e inferior, a la estación, al hotel y al Centro de Recepción. Además me ocurrió una anécdota curiosa. En uno de los viajes, que estaba paseando solo por allí, me sorprendió un gran chaparrón y me refugié en la pequeña caseta de información, que es como un kiosko, abierto pero con techo. Pues bien, lo cierto del caso es que estuve allí  más de media hora, esperando que aclarara , convertido en guía de la zona pues me preguntaban los turistas y yo, que me había adueñado del lugar, les indicaba lo que querían saber  ya que, por suerte, conocía muy bien el entorno que nos rodeaba.

Circuito superior
En el paseo superior con una lancha al fondo
Para llegar al Circuito Superior, tanto desde el hotel como desde el Centro de Recepción de visitantes hay que llegar al faro desde donde parte el camino para recorrer, por encima,  parte de las cataratas sobre unas pasarelas que las atraviesan. El recorrido no es muy largo, pero sí intenso. La cantidad de saltos que se ven es enorme, aunque nada tienen que ver con la grandiosidad de la Garganta del Diablo ni en altura ni en caudal. Si observáis el plano de inicio podréis comprobar los recorridos aunque ni el plano ni las fotos muestran la majestuosidad de las caídas del agua y que yo, desde luego, no tengo la capacidad literaria para describirlo con justicia.

Panorámica desde el circuito superior
Esta foto  pretendía ser artística pero la bruma le quita toda nitidez y definición. La falta de luz que sufrimos durante todos días de nuestra estancia imposibilitaron el lucimiento del fotógrafo aficionado. Pero, en cambio,  sí sirve para mostrar la perspectiva que nos enseña la  serie de cataratas encadenadas que, por cierto,  no me explico cómo las distinguen para contarlas.


Caída de una de las cientos de cataratas pequeñas con hotel Das Cataratas al fondo

Esta adolece del mismo defecto que la anterior pero su mérito es que nos enseña el hotel Das Cataratas situado en la otra margen del río, en el Parque Nacional de la parte brasileña. No tuvimos la ocurrencia ni la oportunidad de entrar para verlo en ninguna de las visitas que realizamos a esa parte, a pesar que recuerdo que la carretera pasa junto a él. Lo que no nos perdimos en ninguna de las visitas, fuera al lado que fuera, era visitar una tienda de souvenirs, "Chocolate", en el lado brasileño, que es la más grande y completa que he visto jamás. Se pueden encontrar desde regalos de menos de un euro hasta diamantes, pasando por toda la gama de cristales que hay en Brasil, que son multitud y cientos de modelos distintos de trabajos artesanos en madera, cristal, plumas, etc.etc.
Si las cataratas son una maravillosa obra de la naturaleza, aquí las mujeres pueden sentir su particular Síndrome de Stendhal o perder el autocontrol, comprando,  si la Visa le funciona sin problemas. Así que encender la alerta de "peligro" si se acercan por el lugar.

Orfebre realizando tallas de pino de la zona.
Cerca de la torre y del kiosko de información se sienta este artesano que talla sus obras sobre madera de pino del lugar y recién cortado. Por cierto que compramos una cabeza de Cristo Coronado de Espinas para regalársela a nuestro querido amigo y médico de la familia, D. Francisco, que casualidades de la vida, mientras escribo el párrafo, mi familia, ajena a lo que yo estaba haciendo, lo estaba llamado para felicitarlo por su cumpleaños y aprovecho la ocasión para reiterarle nuestra más cariñosa felicitación a través de este blog, porque de esta manera la felicitación durará muchísimo más que dure nuestro recuerdo en la memoria de nuestros descendientes. (Manda narices esto de la tecnología)  Al poco tiempo de tener la talla nos llamó preocupado porque del interior de la madera habían salido un par de gusanos brasileños que cualquiera sabía que clase bichos eran. Los destruyeron y nos avisaron para que tengamos cuidado con la madera fresca que podamos traer del extranjero y lo paso para que sirva de "aviso a navegantes". Nunca tuve problemas con la multitud de las pequeñas tallas de madera que traje de Paraguay y Brasil, pero eran de maderas viejas, pulidas y barnizadas y con mucho tiempo de exposición, (imagino).

Espléndido panorama desde mirador
Otra foto con valor testimonial, -por el prenda que está apoyado en la baranda-, pero con la mala suerte que el fondo, que es precioso, no tiene la definición que se merece. Está clarísimo que tendré que volver y sin problemas de fechas fijadas para regresar. De esa forma podré esperar, sin apuros de tiempo, a que el día sea brillante y el caudal adecuado.

Mirador principal en circuito superior.
Lo de Mirador principal es cosa mía puesto que es el lugar que más me agrada para realizar fotografía artística. Y no me podréis negar que el encuadre es perfecto, el lugar paradisíaco, el motivo insuperable pero a la foto le falta luz y por tanto colorido. Lo siento por  los que no conocéis el lugar porque a mi me sirve para verlo en mi mente tal y como es en realidad.

Circuito Inferior

Otra panorámica que recoge la parte del río con la mayor parte de las caídas.
El Circuito Inferior no es tan espectacular, pues la mayoría de las cataratas visitables se ven en el Superior, pero a cambio tiene la virtud de la cercanía al río y a los remansos de agua que forman las cataratas, tras su caída final.
Se pueden palpar las piedras que vimos el la película "La Misión" cuando los guaraníes le roban la pólvora a los bandeirantes mientras dormían, justo en estos lugares que vemos al fondo.

Cataratas las Dos Hermanas en 2005. Circuito inferior
Las dos Hermanas son las más hermosas de las cataratas del Circuito Inferior y también las vemos en dos fotos comparativas correspondientes, ésta al año 2.005 y la siguiente al anterior, el 2004.

Las Dos Hermanas en 2004. Otro año otro caudal.
Observando las dos fotos parecen cataratas diferentes. Pero así es Iguazú, el caudal y por tanto los niveles cambian de un día para otro. Recuerdo que el día que partíamos para Paraguay, en el 2.005, que por cierto era muy temprano, desde el balcón podíamos apreciar el nivel del agua que sobresalía  sobre el horizonte como nunca antes lo habíamos visto. La persona que había hecho las reservas de los vuelos no había tenido en cuenta que cuando se van a visitar las cataratas hay que llegar en el primer vuelo que se pueda y tienes que salir en el último con lo que ganas un día para disfrutar de aquellas maravillas.

Preparado para la excursión fluvial.
También en la última visita realizada, como disponía de más tiempo, me decidí a realizar el paseo en barca, que llega casi debajo de las cataratas. Te preparan para la ducha monstruosa que vas a recibir. Los barcos llegan a escasos metros de un par de grandes caídas de agua y lo que recibes encima no es una lluvia, es una cantidad de agua tal que son chorros continuos como si varias mangueras te apuntaran a la vez.

Dos lanchas acercándose a las cataratas.
Aquí podemos hacernos una idea de lo que comentaba antes. El barco que ya casi se pierde bajo la lluvia está empezando a acercarse hasta el punto que se ve a su derecha donde el agua se acumula hasta que las gotas se funden en una espesa nebulosa de agua. 

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