domingo, 18 de marzo de 2012

REDUCCIONES JESUÍTICAS. MISION DE LA SANTÍSIMA DEL PARANÁ.(5)

Reducciones Jesuíticas

Cuando llegan los primeros Jesuitas al Paraguay, en 1.587, se encuentran con unos indígenas repartidos por todo el territorio, en su mayoría nómadas y sin estructuras estables, esparcidos en el interior de la selva en pequeñas comunidades. Otros indígenas, con menos suerte, habían caído ya en manos de las encomiendas y trabajaban para los españoles poco menos que de esclavos, pues aunque la esclavitud estaba prohibida por Ley, en España y territorios conquistados, los indígenas que caían en sus garras no tenían sueldo ni derechos, es más, estos trabajadores forzados pasaban de unos propietarios a otros junto con las encomiendas.
Con este panorama desalentador los jesuitas iniciaron la labor de evangelización y la creación de pueblos, de dos o tres mil personas,  que posteriormente pasan a ser totalmente controlados por ellos, siempre bajo la tutela del Gobernador de la provincia,  creando las treinta reducciones  repartidas por las actuales provincias de Misiones de Paraguay y Argentina y alguna otra en la parte de Rio Grande do Sur que hoy pertenecen a Brasil. La distribución geográfica se puede apreciar perfectamente en el mapa de Wikipedia que hemos incorporado al inicio del capítulo.
La primera misión construida fue la de San Ignacio Guasú en 1610, numerada con el 30 en el plano y no la comentamos porque no la visitamos en ninguno de los dos viajes que aquí nos ocupan. Yo si la visité en un par de ocasiones y recuerdo poco de la misión , pero si que tiene un gran museo de restos históricos, especialmente de imagenería.


Reducción Jesuítica de Trinidad del Paraná. Nº 24

Maqueta de la Reducción Jesuítica de Trinidad del Paraná (1706) 
Es la última  de las reducciones Jesuíticas construidas en Paraguay y Patrimonio Universal de la Humanidad desde 1993. Ubicada en el Km. 28 - Ruta 6- a 500 metros de dicha ruta. 
Es la más visitada de las Reducciones y la más acabada de todos los monumentos puestos en valor. 
Esta prenda testimonial del casco histórico reduccional, cuenta con una imponente plaza, una gran iglesia mayor, colegio, talleres, casas de indios, cementerio, huerta, museo.
En una reducción, los edificios principales, como la iglesia, el cementerio comunal y la escuela, que servía al mismo tiempo para albergar a los jesuitas, se encontraban en un lado de una gran plaza, rodeada de casas por los otros tres lados. Junto a la iglesia también había talleres. En el centro de la misma, una gran cruz y una estatua del santo patrón de la misión. Las calles y casas estaban ordenadas según precisas líneas geométricas, de acuerdo a las recomendaciones españolas relativas a la construcción de nuevos asentamientos. La posición central de su lugar de residencia permitía a los padres tener una vigilancia constante sobre la vida de la reducción. También disponían de 

una casa comunal koty guasu para alojar a las viudas, huérfanos y mujeres solteras y tenían agua corriente y servicios sanitarios para todos.(sic) Alguno de los párrafos sobre la historia de las Reducciones está tomado de Wikipedia y si le añado el sic, es literal.

Haciendo de guía en una entrada de la Reducción
Estamos en la entrada de la plaza sobre lo que deben ser los cimientos de las casas de los caciques, que las situaban justo frente a la Iglesia. Como yo tenía alguna experiencia estaría explicando que las estructuras de las reducciones eran parecidas a las de las ciudades creadas por los españoles en América, con su plaza central, -Plaza de Armas, no en este caso-,  con la Iglesia y las viviendas de los principales y unas calles trazadas a escuadra y formando cuadrículas.

Ruinas de la Iglesia desde puerta principal.
Estamos ante la puerta principal de la Iglesia cuya techumbres de la nave central y el ábside, al fondo, han desaparecido como causa de los efectos devastadores de un incendio. Del ábside y la entrada a  la Sacristía, que veremos con más detalle en la próxima foto, si quedan las tres paredes laterales que rodeaban el altar, que están en bastante buen estado excepto el techo que también desapareció.
Los curas tenían el gobierno de las reducciones, siendo los administradores de los bienes de los pobladores, con facultades de intervención directa no sólo en la parte espiritual, sino también en la temporal, económica, cultural, social y militar. En cada reducción había dos sacerdotes (en las más pobladas había tres), uno a cargo de lo espiritual y religioso (el cura del pueblo) y otro (el compañero) que estaba a cargo de los temas terrenales como el trabajo y la instrucción.
En cambio, los jesuitas, no pudieron erradicar la costumbre ancestral de la poligamia y seguro que tampoco pudieron terminar con la promiscuidad, a tenor de lo que yo he visto en la actualidad y que ya os contaré cuando lleguemos al Chaco y a las comunidades indígenas actuales del Paraguay. 
Los jóvenes que habían superado la edad escolar y se encontraban trabajando en cualquier actividad, por las tardes, al escuchar el sonido de la campana, debían dirigirse a la iglesia.
Aunque me cuenta mi amigo Roberto Samaniego, que la campana se utilizaba con otro fin. La natalidad se había reducido muchísimo con el cambio de costumbres y de religión y para remediar este problema, en lo posible, los jesuitas establecieron una hora, a la caída de la tarde, en que era obligatorio ejercer la procreación y se anunciaba con unos toques de campana. 
Por esa razón, cuando nos alojamos, en 2011, en el Hotel Boutique La Misión, sin lugar a dudas el más bonito, típico y coqueto de Asunción, (es un auténtico museo de piezas históricas y genuinas reunidas a lo largo de muchos años por su hermana María Samaniego y con preciosos frescos actuales de temas indígenas ancestrales), nos contaba esta práctica Jesuítica bajo la campana que tiene el hotel en la terraza-piscina, mientras un arpa amenizaba nuestra charla  y comíamos el magnífico aperitivo-cena que nos había pedido Roberto y su agradable y admirable esposa, Linda. Esta deliciosa e instructiva noche se la perdieron mis amigos de compañía de estos viajes, que aquí estamos recordando.

Altar y Sacristía.
Esta es la parte mejor conservada de la Misión y podemos ver el Altar y la puerta de la Sacristía, convertida en un pequeño Museo, donde se conservan todas las piezas históricas recuperadas durante las campañas de restauración de las ruinas. En la misma estancia está la entrada a la cripta donde están enterrados, (supongo, porque  no he comprobado, ni lo pienso hacer, en ninguno de cuantos osarios por donde pasamos, en cualquier lugar del mundo) todos los Jesuitas que alli fallecieron.
El acto religioso más importante era la misa, al que los fieles concurrían acompañados de toda la familia, particularmente los días de precepto. Las iglesias fueron el corazón de los pueblos. Eran construcciones imponentes frente a la plaza, que mostraba el enorme poder de la Iglesia sobre sus descamisados feligreses.

Ángel dándonos el sermón de la semana
Acá mi compadre Ángel dándonos el sermón preceptivo de ese Domingo; creedme cuando digo que era el de ese Domingo, pues se sabe de memoria y sin dudar casi todos los evangelios, las epístolas  y temas de todos los sermones del año. Este viaje le hizo cambiar la opinión que tenía de los jesuitas, cuando pudo comprobar "in situ" cuál habia sido su magnífica labor educacional.

Por mi parte, "en boca cerrá no entran moscas"
Por supuesto yo, que también estaba ante el precioso púlpito tallado a mano por los artista guaraníes, me quedé calladito, pues si hubiera hablado, lo mismo algún Jesuita se habría revuelto en su tumba, pues aunque admiro parte de su labor, otras muchas de sus acciones me parecen más que discutibles y aunque acepto que sus obras e intentos de Cristianización están inmersos en una época histórica distinta, la evangelización nunca debe ser impuesta a golpe de amenaza del infierno o de la "Santísima" Inquisición y siempre debe ser aceptada de manera voluntaria. Si bien a los indígenas no se les daba el mismo trato, que a los herejes y "marranos", por parte del Santo Oficio, no puedo olvidar que el Inca Ataualpa tuvo que renunciar a sus dioses y declararse cristiano para evitar que le quemasen vivo y poder cambiar su muerte por el garrote vil. ¿A cuántos más lograron convencer con el recordatorio de este acontecimiento?
Por otra parte, me parece fantástico que enseñasen a los indígenas: En todas las reducciones funcionaron escuelas de primera enseñanza, donde los varones de seis a doce años aprendían a leer, escribir y hacer operaciones matemáticas elementales. Las niñas de la misma edad tenían escuelas separadas donde aprendían a leer, escribir, hilar y cocinar. Cada reducción se especializaba en unos oficios, trabajando el hierro y la plata, carpintería, cocina-panadería, chapado en oro, telas o instrumentos musicales. Desde allí se promovería la excelente escultura, pintura y música barrocas guaraníes. (sic)
No me parece tan buena la manipulación mental de los indígenas a los que obligaron a erradicar sus dioses y costumbres ancestrales para imprimirles en sus neuronas nuestra religión y nuestros valores morales, que demasiadas veces, en aquella época, eran absolutamente impresentables.

Maricarmen, como de costumbre, a ver a quien bautiza.
Maricarmen que ha apadrinado a muchos niños y por lo tanto cuenta con multitud de ahijados no puede dejar de admirar las magníficas obras. imágenes y tallas, como esta preciosa Pila Bautismal, que ejecutaban aquellos indígenas enseñados por maestros jesuitas y que portugueses y otros españoles intentaban presentarlos como seres inferiores, sin alma,  para justificar su explotación y esclavización.

Ángel con los talleres al fondo.
Al fondo vemos las ruinas de lo que serían las escuelas y los talleres. Posiblemente los otros edificios corresponderían a la vivienda de los jesuitas y en el pequeño espacio cerrado que podemos ver en la maqueta estaría el cementerio de los indígenas, puesto que los curas se enterraban en la cripta. Entre los logros importantes está el estudio realizado, por un jesuita, de la lengua guaraní  y la publicación de su diccionario, elemento básico y fundamental para la actual expansión de esta lengua en el Paraguay.
En la actualidad, de las 24.000 escuelas del País solo 54 enseñan portugués, el resto son bilingües, y enseñan en  las dos lenguas oficiales del Paraguay, Guaraní y Español, (que no castellano). Casi el total de la población (el 90%) y en todas las clases sociales se habla guaraní. La población indígena total es solo un 5% y la de habla guaraní mucho menos de ese porcentaje. Esta realidad lenguística actual sin lugar a dudas ha sido posible gracias a  la labor de los jesuitas, que cuando se disuelve la Orden habían enseñado el guaraní a mas de 100.000 indígenas que se esparcieron por toda el pais y en los que estratégicamentre se apoyó el dictador Francia para fomentar la lucha contra los españoles. Este y otros dictadores posteriores utilizaron el uso de esta lengua para fortalecer el nacionalismo contra cualquier intrusión del exterior, convirtiendo el País en un Coto Cerrado manejado por unas cuantas familias.

Maricarmen en el mismo muro semi-destruido de la iglesia.
No sólo les enseñaron trabajos artesanales o agrícolas, sino que también la música y el canto ocuparon un lugar destacado en el proceso de aprendizaje. Cada reducción contaba con su coro y orquesta musical, como muy bien nos describe y muestra la película "La Misión", basada en un hecho real acaecido en 1756 cuando mataron a más de 1.400 guaraníes. La banda sonara, compuesta por  Ennio Morricone, es sencillamente magistral y cuando el coro de niños indígenas interpreta el Ave María, ante el Nuncio de Su Santidad Cardenal Altamarino,  una de las más bellas composiciones de la historia del cine, particularmente a mi me emociona. El Cardenal había sido enviado a aquellas tierras para hacer desaparecer las reducciones Jesuíticas a través de la vía diplomática sin soliviantar a las potencias de España y Portugal y comprobar si los indígenas eran personas con nuestra capacidad intelectual o eran meros animales parecidos al hombre, como defendían los esclavistas portugueses apoyados por los encomenderos españoles que aprovechaban la mano de obra barata de los indígenas esclavizados.
Mientras a los niños se les organizaba desde la misma escuela a los mayores se les dirigía desde la Iglesia y  a los padres se les tocaba la campana para que engendrasen más niños, por la gloria de Dios.

Otra perspectiva de Maricarmen donde podemos ver lo que quedó de la nave central por el muro exterior.
Como tantas veces ocurre en la historia, lo que escribe cualquier despistado o malintencionado  queda para la posteridad y en este caso el interfecto, Simón Romero, escribe nada menos que en el New York Time, y es comentado por el ABC Color del día 13 de Marzo de 2012, esta "burrada" que  transcribo a continuación podéis comprobarla en el enlace: http://www.abc.com.py/nota/el-guarani-como-lengua-revalorada/

"La encomienda, un sistema común dentro del imperio español que obligó a los indígenas a trabajar para los europeos y sus descendientes, no penetró en gran parte del territorio que eventualmente se convirtió en el Paraguay. (hasta acá todo bien)
Mientras tanto, los jesuitas crearon comunidades de los grupos de indígenas guaraníes y de otros que cubren grandes extensiones del país, como se describe en la película de 1986 ”La Misión” y armaron expediciones contra los indios guaraníes, a los que obligaron a trabajar como esclavos, mientras que alimentan el lenguaje los libros y sermones".(sic)

Este comentario, despistado o mal intencionado, referido a  la película es absurdo ya que en ésta lo que queda muy claro es que los jesuitas defienden, hasta la muerte, la libertad de los guaraníes que son atacados por los bandeirantes (apoyados por los encomenderos, que no por la Corona española) para esclavizarlos. Por suerte, la película procura ser objetiva y rigurosa y no entra en la crítica de las acciones que describe de forma novelada, pero sin salirse de la realidad histórica.
A alguno de los dos periodistas que intervienen, se "le ha ido la olla" para decir semejante "inexactitud" tanto si se refieren a la película como si quieren explicar la realidad histórica y como me resultan tan increíble las afirmaciones, que se le atribuyen a Romero, quiero creer que tal vez sea un despiste involuntario del comentarista de ABC que haya sacado la frase de contexto.
He vuelto a ver la película -lo que siempre es un placer, agri-dulce, por enésima vez- por si acaso se me había escapado algún detalle revelador, antes de solicitarle al director de ABC que corrija el nefasto comentario, como se merece la labor de los Jesuitas.

El pozo de la suerte. ¡Pon la mano y tendrás la suerte!
Ya que acá entramos en el tema dinero, le dije a nuestro guía en esta visita que pusiese las manos encima del pozo de la suerte y seguro "le caía" algo, hablaremos del sistema económicos de las misiones.
Si miramos nuevamente la maqueta veremos que detrás de la Iglesia y talleres hay una gran área cerrada que corresponde al campo comunal, o campo de Dios, donde todos tenían que colaborar para las siembra de cereales, legumbres y algodón, que se utilizaría especialmente en la alimentación de las viudas, huérfanos y curas. Además de este campo, que era de propiedad colectiva, cada jefe de familia tenía su chacra de utilización privada donde sembraban los alimentos necesarios para el sustento familiar , como la mandioca, patatas y pocas hortalizas y verduras más, pero esto se completaba con la caza y la pesca de las que todavía no habían perdido sus habilidades.
Como también tenían otras propiedades comunales fuera del recinto de la Misión los alimentos que les sobraban los intercambiaban con otras Misiones por el sistema de "trueque"

Olavo, sta. Penoni, Pepe, Maricarmen, Otilia y Doris Penoni
Volvemos nuevamente al año 1994, en nuestro periplo con Olavo y Otilia por la Región Oriental.
¡Que sorpresa tan agradable nos llevamos al entrar en la Misión de Trinidad cuando nos encontramos alli a Doris Penoni, que conocíamos por haber estado varias veces en nuestra casa de Isla Mayor, que entonces se llamaba Villafranco del Guadalquivir. Alli estaba la Plana Mayor de la Dirección de Turismo puesto que al día siguiente esperaban la visita de nuestro presidente Felipe González. Podéis imaginarse que tuvimos una "regia" visita guiada y de allí quedamos en tomar un asadito en casa de la familia Penoni, cuyos papás, D. Américo y Dª Chula, nos atendieron con la genuina amabilidad paraguaya y que ya detallaremos llegada la ocasión.

Otilia y Maricarmen. Las viviendas al fondo.
En el año 1768, el rey español Carlos III ordena expulsar a los Jesuitas.
Las Reducciones no se disolvieron de inmediato, sino que se reemplazaron a los Jesuitas con nuevos directores seculares que no tenían los ideales de los primeros. En cuanto a la planta física, las tropas del general brasileño Chagas y el dictador paraguayo Francia causaron graves daños a los edificios. El golpe de gracia vino por el sucesor de Francia, Carlos López, cuando este abolió forzosamente y destruyó las comunidades quedándose con las tierras.(Sic. Wik.)

Sta. Penoni, Maricarmen, Conservador ruinas Trinidad, Otilia, Doris y Pepe.
Aquí nos acompaña el historiador y Conservador de las Ruinas el Doctor Augusto Servián al que quedamos agradecidos por sus múltiples atenciones y que nos permitió llevarnos una equilibrada comprensión no sólo de las ruinas, sino que también de la labor jesuita.



Detrás nuestro queda la Plaza Mayor y las ruinas de la Iglesia, talleres y viviendas de los curas. Este templo fue el mayor de cuantos se construyeron en las Misiones y la estructura del pueblo parece que es la mejor conservada.
Se fundó en 1712, (por lo que duró unos cincuenta años) por indígenas procedentes de  la Misión de San Carlos, la que se ve en la película homónima, regida por el padre Gabriel y es atacada y  destruida, por los ejércitos portugués y español, masacrando a jesuitas y población local.  La otra Misión de la película, San Miguel, de la que dicen incorrectamente que es la primera, cuando en realidad ese honor le pertenece a San Ignacio  Guazú que por necesidades de supervivencia se traslada más al sur huyendo de los bandeirantes y se denominó San Ignacio Miní. En esta última, la Reducción mejor conservada de todas las Misiones de Sur-américa, es donde se rueda la parte de la película que corresponde a la misión de San Miguel. Me parece que es asi; pues como en otros temas complicados no me atrevo a aseverarlo.
Aunque no han cesado los constantes trabajos de restauración y mantenimiento, el cambio entre lo que vimos en 1994 y en 2003, no aporta nada nuevo digno de mención.

2 comentarios:

  1. Grandioso, cuanta cultura se esconde dentro de esas ruinas, me encanta meterme en esas letras y trasladarme mentalmente hasta esas raíces que originaron tantos capítulos de la historia universal.

    Un abrazote

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