domingo, 31 de marzo de 2013

DEL ARROZ AMARGO 1 AL AVION, LASER Y GPS. Las Marismas del Guadalquivir.


La formación geológica de las Marismas del Guadalquivir


En los próximos capítulos pretendo contar el desarrollo del cultivo del arroz en el siglo XX  en  las Marismas del Gualdalquir, conjuntamente con su historia. Será la historia contada por un colono y su esposa que los trajeron a esta inhóspita tierra, desde otras regiones de España, a él con diez años y a ella con dieciocho meses y de su mano veremos la evolución del cultivo a lo largo de un siglo, desde un cultivo artesanal y con trabajos inhumanos a un cultivo industrial, -hasta en los casos de los pequeños agricultores-, pasando de estar todo el cultivo metidos en barro hasta las orejas a estar subido en maquinaria con radio, y equipos de control por láser y GPS.
Dado que una buena  parte de los lectores de mi blog son latino-americanos, repartidos por los cuatro puntos cardinales del  planeta, tendré que empezar esta historia por el principio, es decir, ¡qué son las Marismas del Guadalquivir, cuándo se formaron geológicamente y quién realiza su transformación hasta conseguir hacer de esta tierra ganadera, -desértica en verano, anegada en invierno, incomunicada todo el año, con trillones de mosquitos transmisores de las fiebres palúdicas, repleta de lucios salados, carrizales y tierras estériles,- hasta  convertirla en la primera zona arrocera de España y una de las más modernas y productivas del mundo!
Como deseo resaltar el sacrificio de todo un pueblo, -Isla Mayor, antes Villafranco y antes El Puntal-, empezaré y tal vez también lo termine con la foto aérea de este pueblo sobre el que se va a centrar toda esta historia. Existen, o existían, otros pequeños núcleos de población, antiguos y ya desaparecidos y el inicial  poblado, Alfonso XIII, cuyas gentes participaron codo a codo en esta penosa colonización.
Como fuente de los datos históricos usaré y abusaré del libro de mi querido amigo Matias Rodriguez Cardenas: Historia de la Isla Mayor del Rio Guadalquivir ( Desde su formación hasta nuestro dias)  que es, para mi y sin lugar a dudas, el mejor libro sobre historia de la Isla y fuente de datos, ineludible de todos lo que deseen ampliar los vastos conocimiento y datos que en él se exponen. Es muy posible que muy pronto podáis disfrutar de su lectura en cualquier parte del mundo, pues ayer, Jueves Santo de 2013, Matias me anunciaba su idea de digitalizarlo y subirlo a la red, gratuito, junto con sus otros libros y estudios sobre la historia y sus gentes; de las Marismas, de Puebla y de Coria del Río.
La introducción la voy a dividir en tres o cuatro post, fáciles de digerir:
El primero abarcará la historia de la colmatación de las Marismas y una brevísima historia de su utilización hasta la llegada de Eric Fisher. Fijarse si es reducida, que mientras Matías ocupa en su detallada  explicación más de cien páginas, yo lo reduzco a unos cuatro folios.
El segundo contará los intentos de colonización iniciados por éste soñador, Fisher, y finalizará con la intervención de Rafael Beca en la consolidación de la siembra del arroz.
El tercero relatará los riesgos y esfuerzos que asumió este gran hombre y terminará con la llegada de mis padres a la Isla, el 3 de Febrero de 1954, un año después de la muerte de Rafael Beca.
Y tal vez ( ya lo pensaré) complete con un cuarto post la total transformación de las Marismas que prácticamente finaliza con la puesta en riego de Cantarita y las tierras cercanas al Cruce que fueron, en cambio, las primeras que se privatizaron y cultivaron en la Isla Mayor.

Municipio de Isla Mayor en el siglo XX
Esta foto pertenece a los últimos años del siglo  XX o primeros del XXI. Hay dos obras en las que he intervenido de manera definitiva que son: la Cooperativa Veta la Mora, -es la última obra, en la parte superior de la foto, a la derecha-, que tiene realizadas las dos fases, pero no el molino y las naves de cascarilla y pesticidas. La otra obra, significativa para mi, es el complejo de viviendas y chalets de Segunda Generación, donde ya está terminado el edificio multiusos del Ayuntamiento y también parece hecho o parcialmente terminada la obra de Baixauli, que está junto a los chalets que construimos Federico Clar y yo.
Empezaré a contar la historia de este pueblo  desde que el suelo que ocupa no existía y el fondo del lago, en ese lugar,  debería estar a unos 18 metros bajo el agua del Golfo Tartésico, que más tarde se llamaría Lacus Ligustinus.
La cifra de 18 metros no es arbitraria, ni procede de ninguna investigación científica, pero cuando construimos los silos de la Cooperativa Veta la Mora, los cimientos descansaban sobre unos pilotes que hubo que profundizar a esa profundidad hasta encontrar las margas duras.


http://www.google.es: Enlace desde donde he tomado la foto.

Vamos a empezar nuestra historia unos 20.000 años a.C, cuando el mar llegaba más arriba de Sevilla y el Guadalquivir venía colmatando el valle desde miles de años atrás. Según algunos autores Sevilla hacía poco tiempo,- algunos siglos, claro-, se hallaba a decenas de metros bajo la superficie actual, pero para esta época varios puntos ya emergían entre el profundo golfo marino y la desembocadura del río.
En esta época, que pilla el IV y último período de la Glaciación Würm y que lógicamente invitaba a los humanos a desplazarse hacia el Sur buscando mejor clima, es muy fácil que Neandertales y Homo Sapiens se mezclaran en las riberas del enorme golfo marino, rico en peces, moluscos y crustáceos, con abundante caza y algunas plantas y tubérculos comestibles. Los hombres modernos habían desplazando al Neandertal hacia el sur de Europa, -absobiéndolos o exterminándolos hasta que los últimos vestigios se han encontrado en Gibraltar, arrinconados sobre el Mediterráneo hasta su extinción definitiva.
Si nos remontamos a épocas protohistóricas de la que ya existen relatos, donde la ficción se mezcla con alguna realidad, hace unos 6/7000 años el río desembocaba a la altura de Sevilla donde estaban instalados los ancestros del pueblo Ligur, los primeros habitantes conocidos de la península ibérica y que seguramente estaban emparentados directamente con la raza que había colonizado Europa en la emigración africana del homo sapiens.



Situación, histórica del Lacus Ligustinus tomada de Arrozua,es (coop. arrocera de Isla mayor)
Más a menos en el centro de este Lago Ligustinus se encuentra hoy el municipio de Isla Mayor

Hace unos 3.500/4.000 años parece que tuvo lugar otro gran cambio climático, que sin llegar a ser una glaciacíon, si provocó un enfriamiento global tan importante, que hizo bajar considerablemente el nivel del mar y este fenómeno hace que el lago empiece a colmatarse a mayor velocidad, al quedar pequeñas islas al descubierto, donde nace  vegetación y ayuda a que los depósitos de limos aumenten de manera considerable. Por otra parte las corrientes marinas del Golfo de Arenas Gordas, Matalascañas, van depositando gran cantidad que arena en lo que se convertirá en una duna móvil, marina, en dirección a San Lucar de Barrameda y, a su vez aérea, cunado el fuerte viento del Sudoeste empuja esas finas arenas volanderas que avanzan hacia el interior aumentando la anchura de la duna. Nunca llega a cerrarse pues el río en cada una de sus múltiples avenidas arrasa con el final de la duna,  permitiendo solamente la formación de  una barra sumergida que detiene el vertido de las aguas durante la marea baja,- durante la marea alta detiene la velocidad el propio mar-, ayudando a una rápida colmatación. Esta barra de San Lucar, sigue todavía formándose por las mismas razones de flujo-parada-reflujo-parada y así sucesivamente y  hay que drenarla contínuamente para permitir el paso de los barcos.


http://mcarmencb.over-blog.es
Aquí podemos ver la configuración actual de la Isla Mayor y de los pueblo afectados en su día por el Lago Ligustino.

Hace unos 3000 años empieza la colonización del Mediterráneo Occidental, por fenicios y griegos, fundamentalmente. Aquí entramos ya en la historia con los relatos de navegantes, aunque teniendo en cuenta que Avieno, por quien nos vienen los primeros datos, escribe sobre hechos ocurridos más de diez siglos antes. Pero, si los relatos pueden ser dudosos, en cambio, nos quedan vestigios arqueológicos que demuestran la existencias de esas migraciones y la época aproximada en que tuvieron lugar como ocurre con Gades,- Cadiz-, la primera colonia fenicia más allá de las columnas de Hércules.
Sin embargo, y advirtiendo que no pretendo entrar en polémica en un tema en el que no soy experto, ni siquiera aprendiz, discrepo por sentido común que no por ciencia, del lugar donde está situada , en este mapa,  la ciudad de Tartessos. Primero porque conozco la zona y no he visto, en el lugar señalado con el punto rojo, ningún sitio idóneo para ubicar una ciudad, centro de una gran cultura muy implicada en el manejo de minerales y que en este caso estaría situada en una lengua de arena que no tenía estabilidad ni seguridad.  Y en segundo lugar porque Tartessos llega a disfrutar de tal prestigio, que en aquella época, griegos y fenicios la consideraban el centro técnico y cultural más avanzado de las civilizaciones de la época, -seguramente estos viajeros no habían visitado, Menfis, Tebas, Babilonia o Nínive-, por sus técnicas en el manejo de los metales, su cultura y la gran abundancia y variedad de comidas de las que ya disfrutaban los tartesos. Esa ciudad famosa por sus riquezas, obligatoriamente, tenía que estar situada en un sitio defendible del ataque de los pueblos del interior y de los piratas del Mediterráneo. 
Antes que aceptar esta ubicación para la ciudad de los Tartessos, me resulta mucho más fácil aceptar que estuviera situada cerca del lugar donde se ha encontrado el gran tesoro del Carambolo, llamado así precisamente por el nombre del lugar donde se encontró, sobre unas colinas cercanas a la capital sevillana y que es totalmente asumible que la ciudad se situase sobre una altura prudencial, dadas las "bromas pesadas"que se permitía el Guadalquivir y como un elemento más, casi imprescindible, para preparar una buena defensa de los ataque exteriores.


Foto de: pacodedios.blogspot.com, con una teórica ubicación de la Atlántida.


También podemos manejar la improbable hipótesis que  Tartessos y Atlántida son la misma ciudad, aunque por la misma razón  anterior, de poca practicidad, tampoco me inclino a pensar que la Atlántida esté bajo las arenas del Coto Doñana,- una de las últimas ubicaciones propuestas para la Atlántida-, en lo que sería la costa Oeste del lago Ligustinus, dado la enorme variabilidad de la altura del agua circundante entre baja-mar y los plemares con avenida invernal del Guadalquivir, incluida. Pero claro que desconociendo la duracón de esta última "pequeña glaciación" que hace descender varios metros el nivel del mar quien nos dice que Atlantida no se construyo sobre un terreno seco y relativamente cercano al lago, lo que le permitiría tener el canal de acceso a toda la ciudad, que según nos cuentan estaba formaba por un templo cuadrado en su centro y dos semicírculos sobre los que se edificó la ciudad rodeados por canales que a su vez conectaban con el lago.
Esta última ubicación se propone tras el estudio de unas fotos satelitales cuyos relieves permiten suponer, bajo la arena, los perfiles de unas figuras de forma circular con una parte cuadrada en el centro. Parece que existe alguna dificultad para poder realizar excavaciones en esa zona y las fotos que he podido localizar no tienen la suficiente definición para que compense subirlas y he preferido explicarlo, aunque a mi me gusta más una imagen que mil palabras. Este método de estudio satelital del subsuelo, por el relieve que aparece en la superficie, ha permitido encontrar muchas ubicaciones de pirámides y grandes edificaciobes en Egipto.

Desde aquí nos pasamos ya a los romanos cuando Escipión el Africano, lleva la guerra púnica a Hispania, para evitar que Asdrúbal, hermano de Anibal, pudiese llevarle refuerzos hasta Italia a través de la Galia Transalpina, por donde con anterioridad  había pasado Aníbal con su ejército, derrotando a los cuatro ejércitos romanos que intentaron parar su llegada a Roma. Hay una magnífica trilogia de Santiago Posteguillo: Africanus, Las Legiones Malditas y La Traición de Roma donde se documenta perfectamente la situación de España en el siglo II a.C. con los diversos pueblos y tribus que la ocupaban y que si no habéis leído os la aconsejo.No me cabe duda que muchos barcos romanos y cartagineses se enfrentaran en los infinitos recovecos que ya tenía el Ligustinus y que todavía cubría una enorme extensión, como quedó demostrado cuando en 1960 se encontró una nave romana cerca de Jerez de la Frontera.

Pasándonos ya a nuestra era, primero los visigodos expulsan a los romanos y en el 711 los árabes entran por el Sur y tras la batalla del Guadalete, derrotan y avasallan a los godos, qué duda cabe que además de la penetración por tierra, habría otra más rápida y eficaz por el río, que era navegable hasta la mitad de camino entre Sevilla y Córdoba. Los árabes pusieron nombre a nuestro  río Guad-al-Quivir que significa: Guad, río y Quivir, grande. El valle era, para ellos, un paraíso en la tierra y aquí aguantaron los envites de los cristianos  casi ochocientos años. Hay que suponer que en la primera invasión parte de su ejército subiría hasta Híspalis a través del lago, entonces todavía era un lugar temible para desembarcar pues existían lugares donde el suelo era una acumulación de limos que no tenían un fondo firme por lo que se tragaban a caballos y jinetes sin dejar rastro de ellos. Era pues un lugar infesto, salobre, sin un sólo árbol, lleno de serpientes, alguna de ellas venenosa como la víbora, y lobos, pero por la misma razón era un lugar donde podían esconderse los perseguidos por el ejército o por la justicia y así continuó  como refugio de perseguidos, hasta bastante tiempo después de nuestra guerra civil, ya que alguno de nuestros conocidos pasaron años entre los carrizales huyendo de la dictadura de Franco.
Durante la ocupación musulmana de Al-Andalus también los vikingos subieron por el río Guadalquivir, arrasando a sangre y fuego todos los poblados ribereños y algunos otros cercanos al mismo. Pero en la segunda o tercera invasión, Abderramán III,  que estaba sobre aviso y esperándolos, los cercó y casi exterminó. Sólo algunos escaparían de la furia del sultán y seguramente acabarían sus días perdidos en el enorme laberinto de ríos, lucios, canalones y tierras movedizas que todavía compartían el antiguo lago. Pero también en esa época ya había lugares consolidados, -esencialmente en la parte Norte de la Isla-, donde los árabes llevaban a pastar su magníficos corceles.
Tras Las Navas de Tolosa, el poder musulmán ya no llega a recuperarse para llevar a cabo un contraataque importante y los cristianos van ocupando plaza a plaza hasta terminar con la conquista de Granada de 1492.
Desde la conquista de Sevilla por el rey Fernando III, las Islas Mayor y Menor del rio Guadalquivir  se fueron consolidado como lugar de pastura comunal de Sevilla y los pueblos del entorno. Precísamente par ayudar a financiar la guerra contra Boabdil, los Reyes Católicos cobraron alquiler por las cabezas de ganado que entraban a pastar en las Islas y más tarde hay una concesión Real de las Islas al Cabildo Sevillano para su uso continuo con el cobro del pago por cabeza, por las pasturas, con el fin de financiar los gastos de las Cortas del Río, realizadas para aliviar en parte, las riadas. facilitando el desagüe. Pero con esa primera corta "La Fernandina" que alivia las riadas de Sevilla, en cambio empeora las inundaciones de las Marismas pues habían cerrado el Brazo de la Torre y Pineda con lo que las aguas de Guadimar quedaron encajonadas hacia el sur convirtiendo las marismas en su campo de expansión.
Tras la Guerra de la Independencia, -mediante concesiones reales-, empiezan a venderse trozos de la superficie isleña, que lógicamente eran los mejores pastos, con el pretexto de realizar transformaciones de tierras ganaderas en zonas agrícolas. Desde Carlos IV hasta Franco, todos los gobernantes apoyaron estas transformaciones que eran en esos momentos una práctica normal en cualquier país avanzado cultural y económicamente. Países ricos que además influían con sus capitales en colonizaciones de otros países, tal y como ocurrió en Las Marismas del Guadalquivir. Nuestra historia de este primer capítulo termina con la concesión perpetua de la Isla Mayor, transferible a sus hijos y con capacidad de pordela vender, del rey Fernando VII al Marqués de Casa Riera y sus descendientes, de todas las tierras de Isla que no hubiesen sido cedidas con anterioridad por otras concesiones reales. Desaparecían las tierras de nadie que podían utilizarlas todos, para que pastasen sus ganados, y a partir de entonces el pago por cabeza al paso en  la barca o por el puente, que construyó el Marqués, era recaudado por sus administradores.
Para obtener la concesión el Marqués había prometido la transformación de toda esta marisma, o al menos la mayor parte, en tierras agrícolas, pero se limitó a construir el puente de entrada a la Isla para cobrar peaje, construir el canal de Casa Riera que pasa por el Municipio de Isla Mayor y el terraplén que evitaba las riadas de la parte Norte, a aumentar las rentas por el pasturaje del ganado  y a largarse a Paris donde le apetecería vivir más que en Madrid.
El Consistorio sevillano litigó en defensa de sus derechos de pertenencia de aquellas tierras que el Rey les había arrebatado a cambio de cuatro chavos, pero perdieron el pleito. ¡Menudo era el despótico Fernando VII para que le fueran cuestionando sus decisiones! Es a partir de la Ley Cambó, -que promovía la transformación de marismas y terrenos encharcadizos y pantanosos, con subvenciones y exenciones fiscales, con el fin de convertirlos en terrenos aptos para el cultivo y a su vez evitar la malaria y otras enfermedades infecciosas que provenían de esas charcas pestilentas, algunas de ellas cerca de las ciudades-, cuando hay un par de intentos muy serios de transformar todas las Marismas de la margen derecha del Gaudalquivir. 
Primero fue "La Agraria del Guadalquivir S.A." la que propuso un plan de desecación y saneamiento de 63.000 has,- Isla Mayor, Marisma Gallega, Marisma de Hinojos y otras propiedades más pequeñas-, con la finaidad de preparar esas tierras para la siembra de algodón, maiz y arroz, entre otros, y una vez demostrada la viabilidad de las tierras empezar la parcelación y venta a pequeños agricultores de confianza de la empresa, ya conocedores de estos trabajos y que aportasen algún capital  inicicial con el fin de implicarlos totalmente en la transformación y evitar una desbandada en las primeras de cambio.
Mientras tanto aparece un personaje indómito, soñador y visionario, al que yo realmente le atribuyo el mérito de ser el verdadero impulsor de la transformación de estas difíciles tierras. Remigio Eric Fisher: para unos ingeniero, para otros un trabajador que estaba en el Delta del Nilo realizando la transformación de las tierras del delta en tierras agrícolas, mediante su canalización para riego y desagüe y la construcción de la infraestructura de comunicaciones.
Pues Fisher y su jefe, Dtor General de Rio Tinto y embajador de Londres en Egipto, pasaban a través de España, para llegar a Calais, evitando las peligrosas aguas de Cantábrico. Para otros autores, estaban en LasMarismas invitados a una cacería de patos. Para mi la cosa está más clara que el agua. Algunos de los grandes propietarios de las Marismas y me inclino por el Marques de Casa Riera, aprovechó su viaje desde el Nilo a Londres para hacerlos pasar por España e invitarlos a una cacería, con lo que inevitablemente aprovecharía la experiencia de Fisher para tantear las posibilidades, que él veía, de realizar aqui lo que ya estaba haciendo en el Delta del Nilo.
Me arriesgo a especular con la utilización de Fisher, como experto en transformaciones a regadío, porque yo he sido utilizado varias veces en ese mismo sentido al invitarme ver tierras y presentar opciones de compra, con la exclusiva intención de ver mi punto de vista de arrocero respecto a unas tierras ganaderas, no teniendo ni la más mínima intención, ni deseo, de venderlas. Sólo querían saber con seguridad si sus tierras, ganaderas, tenían vocación agrícola con lo que su valor se multiplica.
A este soñador, Fisher, le gustó tanto lo que vio que se quedó en Sevilla para ir contactando con los dueños de las Marismas, que al final eran cinco o seis personajes. Mientras, Milner, - que me huelo sería su jefe y lo había traído para conocer las posibilidades de esas tierras-, se iba a Paris y Londres a buscar el dinero para comprar las mismas tierras de Marismas que hemos descrito en el proyecto anterior. En ese ínterin el ingeniero Mendoza,  Director de "La Agraria del Guadalquivir, S.A." estaba trabajando en informes de viabilidad presentados por ingenieros prestigiosos a nivel nacional e internacional, desacreditando el proyecto de su adversario Fisher y proponiendo al Gobierno la renuncia a la subvención y a las ventajas fiscales, de la Ley Cambó, si se les otorgaba la autorización para la transformación.
A Primo de Rivera le gustó más el proyecto de Fisher, que además de presentar una colonozación directa en pequeñas parcelas, conforme se fueran preparando, ya había comprado el Rincón de los Lirios, con unas 150 has, y estaba realizando experiencias de cultivos de distintas variedades de algodón y maíz y seguramente algún otro grano que pudiese ser rentable para estas tierras.
En 1927se creó la empresa  para la compra , transformación y venta de las tierras de Las Marismas con el nombre de "Islas del Guadalquivir, S.A." con capital suizo, inglés y británico.
Y hasta aquí llega nuestro primer capítulo cuya pretensión, no es otra que dejar claro que Las Marismas del Guadalquivir son unas tierras geológicamente modernas, situadas en lo que primero fue un golfo del Atlántico y posteriormente un lago interior con una transformación natural continua, de colmatación, hasta el siglo XX, que el hombre empieza a rodearlas con muros para evitar las continuas riadas, y que a partir de ahi todas sus transformaciones son obra humana en base a unos esfuerzos brutales preñados de frío, sudor y lágrimas que iremos desgranando paso a paso en cada capítulo.


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